Actualmente es una enfermedad infecciosa crónica más frecuente en la infancia, cinco veces más común que el asma y siete veces más común que la rinitis alérgica. Es un problema serio de salud pública que puede tener graves repercusiones en la salud general del niño.
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Higiene oral insuficiente: Es el factor más destacable para la aparición de caries. La limpieza bucal es obligatoria a partir de la aparición del primer diente de leche, así como el uso del hilo dental cuando las muelas hayan hecho contacto.
Transmisión temprana de bacterias: Existen ciertas conductas de riesgo que aumentan la posibilidad de un contagio temprano de bacterias en la saliva de la madre/ padre que aumentan el riesgo de caries del bebé.
Alimentación nocturna: Durante el sueño, el flujo salival es casi nulo, con lo cual es el momento más susceptible al ataque de bacterias. Por ello, a partir de la aparición del primer diente de leche, se desaconseja la alimentación nocturna, especialmente en biberón.
En caso de continuar con la lactancia o biberón, se debe procurar limpiar los dientes después de la toma nocturna.
Hábitos alimenticios incorrectos: Una dieta altamente cariogénica, especialmente entre comidas, multiplica la posibilidad de desarrollar caries precoz.
Visitas tardías al dentista: Mientras más pronto visites al odontopediatra (antes del año de vida), mayores posibilidades y herramientas tendrás para prevenir enfermedades bucodentales en tu hijo/a.
Características dentales: Un pequeño número de niños presentan defectos en el esmalte de sus dientes de leche (hipoplasias) ocasionadas por alguna alteración durante su formación (intrauterina), cuyas superficies son más susceptibles a caries.
Alimentos procesados: Cada día existe mayor evidencia que apunta que los distintos conservadores , y químicos adicionados a los alimentos provocan un desequilibrio en el pH y en la concentración de fosfato y calcio de la saliva, por lo que la caries hoy se considera un padecimiento por disbiosis.
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